miércoles, 20 de junio de 2012
Añoranzas a las 6 de la mañana...
Amanecía un día tras otro
y la luz era siempre luz,
y la noche una sábana que la cubría.
Una sucesión mecánica de días y noches.
Y llegó Él,
y al rozarla sintió que su piel era suya,
y al besarla, que su boca por fin le pertenecía...
...que Ella entera era una unidad
que tenía sentido.
domingo, 13 de febrero de 2011
UN ESPEJO DE ACERO QUE NO ES ACERO
martes, 25 de enero de 2011
Feliz enero a todos
domingo, 28 de febrero de 2010
Tiempo tránsfugo
Y el tiempo, tránsfugo de sí mismo,
por fin despliega sus alas,
y nos hace libres,
y nos deja como recuerdo una de sus plumas,
para que nunca olvidemos su tacto.
Ha pasado mucho tiempo desde mi última entrada, así que qué mejor idea que dedicar unas líneas a esta idea: el tiempo. Y por eso voy a transcribir algunas citas de Onetti, todas ellas extraídas del mismo libro: Los adioses.
"Tiempo que no puede ser medido ni separado, del que sentimos correr junto con nuestra sangre."
"Como si el tiempo se hubiera inmovilizado en el primer amanecer del año."
"Vivr aquí es como si el tiempo no pasara, como si pasara sin poder tocarme, como si me tocara sin cambiarme."
"Consciente (...) de que la existencia del pasado depende de la cantidad de presente que le demos, y que es posible darle poca, darle ninguna"
por fin despliega sus alas,
y nos hace libres,
y nos deja como recuerdo una de sus plumas,
para que nunca olvidemos su tacto.
Ha pasado mucho tiempo desde mi última entrada, así que qué mejor idea que dedicar unas líneas a esta idea: el tiempo. Y por eso voy a transcribir algunas citas de Onetti, todas ellas extraídas del mismo libro: Los adioses.
"Tiempo que no puede ser medido ni separado, del que sentimos correr junto con nuestra sangre."
"Como si el tiempo se hubiera inmovilizado en el primer amanecer del año."
"Vivr aquí es como si el tiempo no pasara, como si pasara sin poder tocarme, como si me tocara sin cambiarme."
"Consciente (...) de que la existencia del pasado depende de la cantidad de presente que le demos, y que es posible darle poca, darle ninguna"
viernes, 4 de diciembre de 2009
lunes, 2 de noviembre de 2009
Otoño
Ayer por la mañana, mientras esperaba a mis compañeras del trabajo, una hoja se arrastró por mi cabello. En ese instante el tiempo transcurrió más lento y sentí como si volase, más liviana... Luego, tras suspenderse por mi pelo, vi cómo la hoja alcanzaba el suelo.
Me encanta el otoño, esa época en la que empiezas a remolonear en la cama cuando, por la mañana, descubres que fuera hace más frío; cuando los árboles dialogan con el aire, acariciándoles con sus hojas que se emancipan de las ramas. Los contrastes cálidos impregnan el paisaje, para aquellos afortunados que en estos días pueden subir a la montaña... Y el día se acorta, iluminándose así las calles con las farolas, escenaro perfecto para los paseos de los enamorados... y de aquellos que, tras el trabajo, desean que llegue cuanto antes el bus que les conducirá hasta su casa.
Me encanta el otoño, esa época en la que empiezas a remolonear en la cama cuando, por la mañana, descubres que fuera hace más frío; cuando los árboles dialogan con el aire, acariciándoles con sus hojas que se emancipan de las ramas. Los contrastes cálidos impregnan el paisaje, para aquellos afortunados que en estos días pueden subir a la montaña... Y el día se acorta, iluminándose así las calles con las farolas, escenaro perfecto para los paseos de los enamorados... y de aquellos que, tras el trabajo, desean que llegue cuanto antes el bus que les conducirá hasta su casa.
sábado, 24 de octubre de 2009
Cuando un niño deja de ser un niño
Hay un instante en la vida de un niño en el que deja de ser un niño.
Ojos azules.
Piel clara.
Sonrisa dulce y pícara.
Ángel inocente.
Ojos azules.
Piel clara.
Sonrisa rota y desconfiada.
Ángel que cayó y al levantarse perdió sus alas.
No importa qué edad tenga. Sucede sin más, sin preaviso.
Padre que grita a madre tras recibir una de sus miradas inquisidoras.
La gota que colmó el vaso.
Un vaso en la mesilla y la caja de ansiolíticos vacía.
Ojos azules observando y el grito se repite como un eco de sí mismo. ¡Basta ya! ¡He dicho que no lo hice!
¡Mentiroso! ¡Traidor! ¡Embustero!
Y un silencio.
Una mirada. Un grito. Una fuerza física arrojada contra el marido.
Chaqueta rota.
Camisa rasgada.
Pecho con sangre que es sombra de diez uñas nerviosas.
Y los ojos azules tiemblan, se humedecen sin llegar a ser fuente. El miedo los detiene. Los contiene.
Y el niño deja de ser quien era, para pasar a ser una duda, una incógnita…una culpa.
Sólo el tiempo cicatrizará una herida que siempre dará punzadas.
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